Malala, la adolescente que transmite alegría y determinación en la portada de su libro, estará hoy doblemente contenta. Se celebra el Día Internacional de la Niña bajo el lema
'Empoderar a las adolescentes: poner fin al ciclo de la violencia' un día después de que le hayan concedido el Premio Nobel de la Paz por su lucha por la libertad, la igualdad y el derecho a la educación. Decía Teresa de Calcuta que 'Los niños son como las estrellas. Nunca hay demasiados'. Lo malo es cuando se les impide jugar, ir al colegio, desarrollarse y ser felices. Entonces, sus familias, comunidades y hasta regiones enteras se oscurecen. Un país puede progresar mucho económicamente o tecnológicamente, pero si arrincona a los niños y les roba su futuro, no hay progreso que valga.
'La palabra progreso no tiene ningún sentido, mientras haya niños infelices' (Albert Einstein)
Malala, una luchadora desde los 12 años, ha desafiado a una de las fuerzas más oscuras que hay hoy sobre el planeta, la de los talibanes. Se enfrentó a ellos cuando se colaron en Swat, la región pakistaní donde vivía e iba al colegio, editando un blog de forma clandestina hasta que su Gobierno expulsó a los fanáticos. Pero se la tenían jurada y dos años después le dispararon a a cabeza creyendo que así acaban con su lucha por la educación de las niñas y con ella misma. El miedo no solo no derrotó a la adolescente, que se recuperó de sus graves heridas, si no que dio alas a su voz ganando eco a nivel mundial. Queda para la historia su discurso en la Asamblea General de la ONU el 13 de julio de 2013:
'Un niño, un profesor, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo'
Malala es hoy un icono global, un símbolo de millones de malalas que no tienen acceso a la educación. La campaña 'La silla roja' nos recuerda que en el mundo hay 31 millones de niñas sin escolarizar, solo por ser niñas.
Es de justicia resaltar, en un día como hoy, el mérito del segundo distinguido con el Nobel de la Paz, el activista hindú Kaylash Satyarthi, un abierto defensor de los niños que sufren abusos, explotación infantil y tráfico de personas.
Satyarthi preside la Marcha Global Contra el Trabajo Infantil y dedica su vida a esta noble causa. La lucha por los derechos de los niños está hoy de enhorabuena. Otro mundo es posible.
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