La muñeca de sal recorrió miles
de kilómetros de tierra firme,
hasta que, por fin, llegó al mar.
Quedó fascinada por aquella móvil
y extraña masa, totalmente distinta
de cuanto había visto hasta entonces.
"¿Quién eres tú?", le preguntó
al mar la muñeca de sal.
Con una sonrisa, el mar le respondió:
"Entra y compruébalo tú misma".
Y la muñeca se metió en el mar.
Pero, a medida que se adentraba en
él, iba disolviéndose, hasta que
apenas quedó nada de ella.
Antes de que se disolviera el
último pedazo, la muñeca exclamó
asombrada: "¡Ahora ya sé quién soy¡".
Thony de Mello
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