martes, 19 de abril de 2011

El teléfono atendió 113.922 llamadas en 2010 y los orientadores notan el peso de la crisis en el relato de los problemas


El Teléfono de la Esperanza está abierto a todo tipo de situaciones de problemas y conflictos personales de los ciudadanos, algo que se corrobora en este año 2011, en el que la organización cumple 40 años de actividad, echa la vista atrás en el tiempo y comprueba que ha atendido nada menos que 4 millones de llamadas, las cuales originaron 200.000 entrevistas personales de profesionales a otros tantos hombres y mujeres.

El teléfono ha hecho balance de su atención telefónica a lo largo de 2010. Un total de 113.922 llamadas atendieron nuestros equipos de orientadores desplegados en los 25 centros territoriales en España. De esas llamadas, hasta un 50,94% (46.694) fueron de temática psicológica y psiquiátrica, el 24,51% (22.463) se engloban en los problemas de relaciones entre las personas, tanto familiares como en general. Un tercer grupo de llamadas que emerge con fuerza es el del apartado "otros" con un 20,25% (18.565). Como las cifras son muy frías y demasiados ambiguas en este último caso, lo mejor es que quien sabe nos explique que es eso de "otros". Alguien como Juan Sánchez Porras, vicepresidente del Teléfono de la Esperanza, psicólogo y pedagogo. "En ese apartado, nuestro programa de recepción de llamadas incluye los que llamamos 'buenos samaritanos' o personas que se preocupan por los problemas de otros, seguimientos y reactivaciones de casos de crisis, terapia por teléfono, información médica, crónicos y crónicos reiterativos".

Las dos últimas tipologías de llamantes se han convertido en recurrentes en el Teléfono de la Esperanza y por eso nuestros orientadores los perciben como un perfil de persona al que atender de forma específica. "El llamante crónico y el crónico reiterativo siempre presentan la misma problemática y no avanzan durante años en la resolución de su crisis. Reiterativo es el que puede llamar varias veces al día a lo largo de varios días". En 2010, de esas 113.922 llamadas que se recibieron, 11.368 (9,98%) fueron de crónicos y 5.388 de reiterativos (4,73%). Los primeros estuvieron una media de 18 minutos manteniendo la conversación con el orientador y los segundos unos 20 minutos. "El programa Llamatel está ayudando a identificar a los llamantes crónicos y por otra parte, los orientadores en sus reuniones han tratado este tipo de llamadas, así como en el seminario de formación que reciben los colaboradores antes de pasar a desempeñar la tarea de orientación", explica Juan.

Nuestros orientadores atesoran una gran experiencia que les permite definir otro perfil de usuarios que, por las razones que sean, no hablan. El porcentaje de estas personas es más pequeño (3,34%). Nuestro vicepresidente explica que se trata de "llamadas donde, o bien no se oye a la persona o se nota la presencia, por algún ruido, pero no llega a hablar. Algunas de estas llamadas son de alguien que espera encontrar a un orientador en concreto o bien de un determinado sexo (hombre o mujer) y al no reconocer la voz, cuelgan".

Lo que si notan los voluntarios que están a la escucha de los problemas de la gente son la presencia de problemas relacionados con la crisis económica general y su impacto en familias, relaciones y personas. "Los trastornos de ansiedad, estado deprimido, crisis en el proyecto vital y problemas familiares abundan como consecuencia de la crisis y su efecto más temido: el paro. No hemos hecho un estudio cuantitativo respecto a la abundancia de este tipo de llamadas, comparándolo con años anteriores. Es sólo una apreciación cualitativa a partir de lo que expresan los orientadores en sus reuniones mensuales", indica Sánchez Porras. Como conclusión general, cabe decir que se aprecia un incremento en el número de llamadas y en el conocimiento y valoración que el ciudadano tiene de la labor que hace el Teléfono de la Esperanza.

El de la fotografía es José María Jiménez, también vicepresidente del teléfono, y hombre con una gran preparación y trayectoria de escucha de los ciudadanos y terapia familiar en la que lleva más de 20 años.

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