A propuesta de la República Dominicana, Naciones Unidas declaró la jornada del 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer a partir de 1999. Diez años después, la violencia machista sigue siendo una lacra que lacera a sociedades tan diferentes como las latinoamericanas, la española o la civilizada Suecia, esta última en mayor medida que en nuestro país, como se ha encargado de desvelarnos el novelista Sterg Larsson en sus best-sellers.
La muerte de 49 mujeres a manos de los hombres que supuestamente las querían en lo que va de año en España es una noticia terrible, pese a los esfuerzos de las administraciones, asociaciones, ONGs, cuerpos policiales y la justicia. Sin embargo, en la jornada de hoy, un dato apenas sospechado hasta ahora pone los pelos de punta a cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad hacia el problema. Nada menos que 800.000 niños y niñas viven en España en el seno de familias dónde se maltrata a la mujer, según reveló ayer Save The Children. La cifra no se refiere a menores maltratados -que ocuparía otro capítulo como los ancianos y padres que pasan por el mismo calvario- sino a los que viven en hogares dónde el padre maltrata a la madre. Hasta 200.000 de ellos son hijos de mujeres que viven con órdenes de protección.
El plan de vida en el que se desenvuelven esos niños es una losa para su crecimiento y desarrollo personal y desgraciadamente les lleva a saber desde pequeños lo que es la falta de autoestima, la agresividad, los trastornos del sueño o la alimentación y la depresión. Un castigo terrible que los verdugos echan sobre ellos y que, si no se ponen recursos psicológicos y educativos, puede condicionarles gravemente sus vidas. Precisamente, Save The Children y la Fundación IRES alertaron ayer sobre la necesidad de poner en marcha más recursos para los menores al amparo de la Ley Integral de Violencia Doméstica.
Montserrat Toha, de la Fundación IRES, y Pepa Horno, de Save The Children, han hecho un llamamiento para "reclamar que se reconozca a los niños y niñas que sufren violencia familiar y de género en casa como víctimas de ésta violencia, que se cuantifique el número real de niños y niñas que se encuentran en ésta situación y que todos aquellos profesionales que realicen una intervención con éstos niños y niñas tengan una formación específica tanto en infancia como en
violencia de género; esepcialmente los profesionales de los juzgados de violencia de género que atienden a las mujeres y sus hijos e hijas cuando van a poner una denuncia".
La tarea no debe tener demoras, llevar esperanza a esos niños en forma de ayuda especializada es acuciante. Más aún cuando se sabe que sólo el 4% de ellos recibe esa atención en estos momentos.
Más información: hermanas Mirabal
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