Greta Thunberg es el nombre de una chica de solo 16 años que en pocos meses está inspirando la protesta de decenas de miles de jóvenes contra la falta de acciones decididas para frenar el incesante aumento de las temperaturas medias en todo el planeta y los fenómenos que esa situación provoca; crecimiento de fenómenos extremos como olas de frío o calor, inundaciones, elevación del nivel del mar y un acelerado deshielo de los polos.
En agosto de 20018, Thunberg tomó la palabra en plena campaña electoral sueca para denunciar la falta de respuesta de los líderes mundiales al desafío del cambio climático en el verano más cálido en Suecia en 262 años. Posteriormente, estuvo en Katowice (Polonia) en el encuentro COP24 denunció que el Acuerdo del Clima firmado en París por la mayoría de los países del planeta no se está cumpliendo. La reducción de las emisiones de gases, sobre todo el letal dióxido de carbono, no se están llevando a cabo en los niveles acordados para los países más ricos, lo que perjudica a la vida de las poblaciones en los más pobres.
Actualmente, no se detiene el efecto invernadero, ni tampoco el aumento de las temperaturas y crece la población afectada por desplazamientos a causa de la desertificación. Parte de la población que llega a Europa en el éxodo de sirio ha sufrido desplazamientos por el cambio climático.
La adolescente acusó a los líderes mundiales de "comportarse como niños irresponsables".
Los científicos piden actuar ya
Ante esa inacción, no podrá cumplirse el objetivo de que la temperatura solo suba 1,5ºC en 2100. Por contra, no solo se aleja ese objetivo, si no que será muy complicado que entre 2030 y 2052 no haya aumentado ya la temperatura en ese mismo nivel. Eso se traduce en una elevación de 10 centímetros de todos los mares, 10 millones más de personas afectadas, la desaparición casi total de los arrecifes de coral y, entre otras consecuencias, la pérdida acelerada de especies animales y vegetales.
Los datos pertenecen a un exhaustivo informe del Panel del Cambio Climático, una comunidad de casi cien científicos de todo el mundo que asesoran a la ONU.
En París se reconoció que no se puede ya revertir el cambio del clima con sus fenómenos extremos después de las emisiones a la atmósfera de gases desde la Revolución Industrial del siglo XIX y la masiva extracción y uso de gas, carbón y petróleo a partir de los años cincuenta del siglo XX.
Tampoco se podrá evitar en 2100 que el aumento de la temperatura no pase de 1.5ºC porque es muy probable que se alcance en 2030. El Panel del Cambio Climático recomienda a los dirigentes de las naciones cambios rápidos y "sin precedentes" de gran alcance en la electricidad, agricultura, las ciudades, el transporte y la industria. Unos cambios que se deben hacer ya.
El informe fue hecho público el pasado mes de octubre y ha tenido una escasa atención de los medios de comunicación y la clase política y económica dirigente.
Reacción juvenil
Mientras tanto, la voz convencida, responsable y airada de la adolescente sueca ha encontrado eco en decenas de miles de chicas y chicos europeos. El epicentro de la protesta está siendo Bélgica, donde se concentran muchas de las grandes decisiones de la Unión Europea. Cada viernes, miles de adolescentes faltan a clase para pedir que se pase a la acción en la lucha contra el cambio climático. Lo que ya se conocer como #FridaysForFuture en las redes sociales ha incrementado su seguimiento hasta los 70.000 jóvenes en ese país, contagiando a adolescentes de Australia, Inglaterrra, Polonia y Alemania. En este país, un de los gigantes de la economía de la postguerra que favoreció el crecimiento basado en la explotación de petróleo, carbón y gas, la juventud se ha puesto en pie con protestas el 30 de enero en 50 ciudades. "No faltamos a clase, luchamos por nuestro futuro", sostienen estos jóvenes indignados que temen por vivir en un planeta en lenta descomposición durante las próximas décadas.
La revuelta juvenil dará mucho que hablar en los próximos meses, se espera que también en las campañas electorales que se desarrollarán en España, y ya tiene a la vuelta de la esquina un cita que pretende poner un altavoz de gran tamaño, tan grande al menos como el nivel de indiferencia. La próxima acción se llama Global Strike for Clima, una huelga mundial por el clima el 15 de marzo. El objetivo es colocar la cuestión en la agenda de todos los gobiernos, como ya lo está en el de Suecia.
Los jóvenes han hecho suya la conciencia de que el modelo energético basado en la extracción ilimitada de recursos naturales, su consumo masivo y las emisiones y vertidos solo crean despilfarro, desigualdad y un mundo en peligro de extinción.
En España, ha surgido el Movimiento Matria, una esperanzadora plataforma social, integrada por activistas y profesionales provenientes de campos diversos como los de la igualdad, migraciones, racismo y también la ecología y el cambio climático.
Como dice Greta Thumberg en el video cargado de lucidez que acompaña a este post "llevamos 30 años de discursos y motivaciones positivas. Necesitamos más que la esperanza, acción, y solo entonces, la esperanza llegará".
El uso de 100 millones de barriles de petróleo al día y otros excesos incompresibles no permiten más demora. El grito de los jóvenes del mundo es un eco de esperanza proyectada hacia el futuro. Es la hora de despertar para cambiar. La política, las leyes y las reglas deben estar al servicio de las personas y el planeta.
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