Hoy se celebra el Día Mundial del
Comercio Justo, un sistema comercial solidario y alternativo al
convencional que persigue el desarrollo de los pueblos y la lucha contra la
pobreza. Desde sus inicios en 1964 su objetivo ha sido hacer posible que los
productores de los países del Tercer Mundo introdujeran sus productos en el
mercado de los países de mayor poder adquisitivo evitando barreras arancelarias
e intermediarios. Con el paso del tiempo y los abusos del sistema económico
capitalista, el Comercio Justo ha abanderado un modelo económico que sitúa en
el centro a las personas, los derechos humanos y el medio ambiente.
Ya en 2006 había 3.000 tiendas y puntos de
venta de Comercio Justo en Estados Unidos, Canadá, Japón y Europa. Los
productos que se venden en establecimientos regentados por voluntarios han sido
adquiridos a campesinos, artesanos y productores y están acreditados por el
sello Fairtrade que garantiza que se pagó un precio justo a los productores y
un salario digno a los trabajadores, no se utilizó mano de obra infantil, se
respetó la igualdad hombre-mujer y no se agredió al medio ambiente.
En España son ya más de 140 los puntos de
venta y, en 2016, el sector facturó 33 millones de euros, siendo productos de
alimentación como el café y el chocolate los más vendidos por encima de los de
artesanía y cosmética natural.
La Coordinadora Estatal de Comercio Justo
que aglutina a 27 organizaciones ha enfocado su jornada de este año en la
reivindicación de un mundo más igualitario.
Este es el manifiesto que ha hecho público:
Hoy, como cada segundo
sábado de mayo, nos unimos a las miles de personas que en más de 50 países
celebran el Día Mundial del Comercio Justo.
Hoy
volvemos a celebrar que el movimiento del Comercio Justo aquí en España y a
nivel internacional sigue dando pasos, pequeños pero firmes, en la lucha por
conseguir un mundo mejor para todas y todos, con independencia de nuestro lugar
de origen. Un mundo en el que, frente a las fronteras y a los intereses
económicos, los derechos humanos y el cuidado del medioambiente son prioridades
indiscutibles. Hoy, el movimiento del Comercio Justo nos vestimos de fiesta
para celebrar que, con nuestro compromiso, día a día hacemos posible un mundo
en el que las personas, sus comunidades y el medioambiente, estén en el centro de
la vida. Un mundo, en definitiva, mejor y más sostenible para los que lo
habitamos y las generaciones venideras.
Sí,
es un Día para celebrar que otro mundo es posible. Pero también un Día para
denunciar. Denunciamos un sistema económico que no hace sino aumentar y
perpetuar la injusticia y desigualdad global. Un sistema donde un 1% de la
población mundial posee más de la mitad de la riqueza global, mientras que el
80% de la población apenas alcanza el 6%. Un sistema en el que las mujeres,
generadoras del 80% de la producción de alimento, apenas poseen el 30% de la
tierra. Un sistema que mantiene esclavizado a 21 millones de personas, 9 de
ellos niños y niñas, en sectores como la agricultura y en textil. Un sistema
donde, para 275 millones de trabajadores y trabajadoras, tener un empleo ya no
significa poder tener una vida digna.
Hoy,
queremos celebrar que es posible cambiar esta economía injusta, esta economía
de la acumulación y de exclusión, por otra de la inclusión, de la distribución,
de los derechos y cuidados, de la justicia e igualdad. Por todo ello,
aprovechamos la celebración de nuestro Día Mundial para declararnos rebeldes,
rebeldes con causa.
¡BIENVENIDOS
Y BIENVENIDAS REBELDES CON CAUSA!
¡BIENVENIDOS
Y BIENVENIDAS AL MOVIMIENTO DEL COMERCIO JUSTO!
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