sábado, 27 de julio de 2013

Las relaciones humanas vistas a través de la Física Cuántica: Relaciones nucleares (y II)


Antonio Badillo, psicólogo y voluntario del Teléfono de la Esperanza

Desde la formulación del Principio de Incertidumbre de Heisenberg, sabemos que no es posible saber con total exactitud en qué posición y en qué momento se encuentra una partícula subatómica, sólo podemos establecerlo en términos de probabilidades; también que las partículas del mundo subatómico no muestran ninguna propiedad de modo absoluto, sino que muestran una u otra en función de lo que queramos medir. Para los físicos cuánticos el observador influye en el fenómeno observado de tal manera que forman un binomio inseparable. Podemos afirmar entonces que las entidades del mundo subatómico muestran tendencias a existir y tendencias a ocurrir, en función del fenómeno que el observador quiera constatar.
Nuestras relaciones intensas son inestables y en ellas existe incertidumbre: no sabemos con certeza cuál será el resultado de la interacción,  pero podemos crear una tendencia u otra dentro de la relación en función de cuál sea nuestra disposición con respecto a ella. Todos hemos experimentado en alguna ocasión que cuando parecía que una relación quedaba rota para siempre, hemos sido capaces de establecer un clima de una gran intensidad comunicativa que ha facilitado la reorganización y la superación del conflicto; después esa relación ha quedado más consolidada.
Tenemos la necesidad de viajar al interior de nuestra emocionalidad, al núcleo de nuestra vivencia, para encontrar un sentido a lo que nos ocurre; nos sentimos atraídos hacia nuestro interior para organizar nuestra experiencia. La fuerza de atracción entre los electrones de carga negativa y el núcleo atómico de carga positiva es la fuerza fundamental que origina los fenómenos del átomo. Para las personas, es diferente relacionarse desde el núcleo de su interioridad o hacerlo de un modo superficial.
Para establecer una relación con otra persona desde el núcleo personal, es necesario entrar en contacto con ella, ser genuinos y compartir, mostrándonos transparentes, una parte del núcleo propio, de la propia vivencia. Esta acción de compartir nuestra intimidad al principio es vivida como un desgarro, un tenue rompimiento, que nos deja una sensación de vulnerabilidad, aunque genera una gran cantidad de energía relacional. La fisión nuclear, que consiste en la división del núcleo atómico en dos partes con gran liberación de energía, es el proceso que está detrás del funcionamiento de los reactores nucleares y su capacidad para producir cantidades inmensas de energía.
Los seres humanos representamos una excepción al segundo principio de la termodinámica, el de la entropía, una ley que tiene un estatus diferente al de otras leyes de la ciencia, ya que está formulada en términos probabilísticos: unas veces se cumple (la mayoría) pero otras no. El antídoto contra la entropía de un sistema es la información, ya que permite una reorganización de los elementos del sistema, contrarresta la tendencia al desorden y propiciando la aparición de un nuevo orden, más complejo y evolucionado que el anterior.
No sirve cualquier tipo de información: la información superficial, irrelevante, la que tiene dobles significados o las distracciones no disminuyen la tendencia a la entropía de una relación, sino que la aumentan. Sólo con una fluidez comunicativa auténtica, sincera y transparente desde nuestro núcleo es posible el reencuentro después de un conflicto. Es extraordinario el poder de la comunicación y la información para reordenar los sistemas de relaciones; sólo con comunicación auténtica, que siempre supone un riesgo, es posible reparar sistemas de relaciones decaídos.

Sólo con comunicación auténtica y transparente conseguiremos que actúe una tendencia actualizante y constructiva en nuestras relaciones. Tenemos la capacidad de elegir libremente qué tendencia queremos crear en nuestras relaciones afectivas más intensas, que es lo mismo que decidir qué camino queremos transitar en la vida, porque estamos muy condicionados por éstas. Si decidimos dejar que actúe esta tendencia formativa en nuestras relaciones, es muy probable que creemos un encuentro intenso que nos brinde oportunidades de crecimiento y transformación. Puede que por el camino sintamos que todo va adquiriendo sentido y nos vivenciemos liberados y seguramente más felices.



        Acepciones de la palabra Entropía, según la Real Academia de la Lengua

(Del griego. ἐντροπία, vuelta, usado en varios sentidos figurados).


1. f. Fís. Magnitud termodinámica que mide la parte no utilizable de la energía contenida en un sistema.


2. f. Fís. Medida del desorden de un sistema. Una masa de una sustancia con sus moléculas regularmente ordenadas, formando un cristal, tiene entropía mucho menor que la misma sustancia en forma de gas con sus moléculas libres y en pleno desorden.


3. f. Inform. Medida de la incertidumbre existente ante un conjunto de mensajes, de los cuales se va a recibir uno solo.




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