“Si lo que estás haciendo no funciona,
prueba a hacer algo distinto y espera a ver qué ocurre”
Antonio Badillo
Psicólogo y voluntario en el Teléfono de la Esperanza
Cambiar
significa introducir algún comportamiento distinto en la solución que se emplea
habitualmente. Esto no quiere decir que cualquier cambio sirva. No estoy
propugnando un comportamiento irreflexivo, sino todo lo contrario. Cambiar es
un arte, y no existen reglas fijas ni recetas válidas para todo el mundo,
porque cada problema, y cada persona, son distintos. La introducción de un
cambio necesita como pasos previos la comprensión de la solución que estamos
empleando y la toma de conciencia del posicionamiento emocional que tenemos en
relación al problema.
Además
de la toma de conciencia de la solución empleada y del posicionamiento
emocional, existen tres elementos comunes a cualquier proceso de cambio
auténtico:
METAS
ASEQUIBLES. Marcarse una meta de cambio lo suficientemente importante como
para ser motivadora y al mismo tiempo que sea fácilmente alcanzable.
APROVECHAR
LA EXPERIENCIA PROPIA: recursos personales que hayamos empleado para
resolver con éxito problemas pasados.
CONCEDERSE
TODO EL TIEMPO QUE SEA PRECISO: un problema crónico y persistente que se ha
gestado y mantenido durante años no puede resolverse en unos días.
Es
necesario que dejemos de agarrarnos a la canoa de la solución empleada
habitualmente para no ahogarnos una y otra vez en el mar de los problemas, aún
a riesgo de parecer personas poco razonables por salir del guión de las
supuestas soluciones que nos ofrece nuestra cultura como los modos adecuados de
proceder. Si nos arriesgamos a hacer algo distinto, nadaremos hasta llegar a una
orilla llena de premisas nuevas y de nuevos modos de actuar, que si bien no nos
van a garantizar la felicidad perpetua, sí nos permitirán solucionar de forma
más eficaz las situaciones difíciles con las que la vida, en su habitual
discurrir, nos irá poniendo a prueba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario