martes, 2 de marzo de 2010

"Es doloroso para el orientador no poder responder a los problemas por la crisis"

José Carlos Cejas es profesor jubilado y orientador en el Teléfono de la Esperanza de Málaga desde 2006. Desde hace tres años cubre un turno semanal en la escucha de las personas que llaman agobiadas por incertidumbres, problemas y conflictos. En esa mañana de servicio suele atender entre seis y diez llamadas, si bien varias de ellas son de personas que piden información sobre cursos y talleres. El resto suele sentirse satisfecha tras la charla y en algunos casos son derivadas a consultas con profesionales de la casa como psicólogos o psiquiatras.

¿Cómo fue tú primer contacto con el Teléfono de la Esperanza?
Hace cuatro o cinco años, oí a un amigo que estaba aquí hablar de él y vine a participar en un grupo de desarrollo personal sobre Autoestima y Habilidades Sociales. Me gustó el clima que se respiraba, la convivencia e hice el Curso de Crecimiento Personal, que me resultó muy intenso. Luego terminé el programa de Agentes de Ayuda, me gustó y mi objetivo fue colaborar en el teléfono. Estuve un tiempo formándome en el seminario de orientación y cuando me ví con fuerzas, pasé a la escucha. Fue hace tres años.
¿En que turnos has estado?
Pues tuve la gran suerte de que una persona dejó el turno de mañana y en ese he estado desde que empecé
¿Qué tipo de persona llama al Teléfono de la Esperanza y que problemas plantea?
En un alto porcentaje, los llamantes son mujeres. Hay muchos problemas relacionados con las separaciones y las mujeres tienden a comunicarlos más. A las personas que se separan les cuesta trabajo superarlo y llaman para contar su problema y desahogarse. También hay problemas de infidelidad y he tenido algún caso de malos tratos psicológicos. A media mañana es cuando llaman las mujeres y muchas veces lo hacen para pedir información de los talleres y cursos. El taller de ansiedad es muy demandado.
¿Cual es el estado de ánimo de la persona que pide ayuda? ¿Hablan mucho o poco?
Algunos no hablan convencidos, lo hacen con reparos, pero cuando ven la confizanza y la empatía que cualquier orientador les presta, cuentan sus problemas con detalles. En los casos de conflictos más agudos conversan 45 o 50 minutos. Luego también escuchamos a personas que sufren la soledad y otras con problemas psicológicos, psiquiátricos, relacionales y familiares. En algunos casos, se les nota al hablar que están medicados.
¿Cual es el objetivo del orientador?
Que cuando la persona cuelgue el teléfono se sienta aliviada. A veces, cuando acaban de explicar lo que les pasa, lo agradecen y preguntan el nombre del orientador, pero la escucha es anónima y esa tarea la pueden hacer todos los miembros del equipo de orientación, los usuarios no pueden pedir hablar con uno concreto.
¿La dura crisis económica entra a través de las llamadas?
Sí. Las personas cuentan que han perdido el trabajo, los problemas familiares, los pagos de hipotecas pendientes...y ocurre que el parado lleva esos problemas a su familia y si la convivencia familiar no está cimentada se ahonda mucho más el conflicto y hay tirantez y tensión emocional.
La crisis y el paro provocan depresiones y la persona sin trabajo es un transportador de un problema agudo al seno familiar y a otros familiares como sus padres.
¿Acuden familias en las que ninguno trabaja?
Si hay esos casos y parejas en las que él pierde el empleo y solamente cuentan con trabajos por horas de la mujer. Esas situaciones creadas por la crisis con las que más le duelen al orientador porque no le puedes dar la solución que requieren y es doloroso tener que decir 'puedo llegar con la ayuda hasta aquí'.
¿Algún caso que te ha impactado especialmente?
El de un hombre que había puesto todo el afán de su vida en el trabajo y la familia. Estaba en una empresa y progresó a un cargo importante, pero a causa de la crisis lo echaron y vio como perdía el trabajo en el que puso todo su empeño. Sufrió un desengaño y una depresión muy grande. Todo eso lo contó en una primera llamada y un tiempo después volvió a llamar en una situación de 'gran crisis' porque tuvo desavenencias conyugales que le llevaron a la separación. Finalmente era un hombre que, aunque no buscaba la muerte, no le veía sentido a su vida.
¿Qué mensajes trasladas a una persona que piensa en quitarse la vida?
A mi me ha dicho una persona 'dame tres razones para que cuando cuelgue no me mate' y le he he sugerido que si piensa en las sonrisas de sus hijos ya vale o cosas como que se va a perder el encanto de la naturaleza si deja de vivir. Lo importante es buscar los anclajes a la vida de esa persona.
¿Qué problemas con los hijos trae la gente al Teléfono de la Esperanza?
Hay familias que tienen hijos que no quieren estudiar, ni tampoco trabajar. Tuve un caso de una madre que estaba muy agobiada porque su hijo se tiraba casi todo el día delante del ordenador, apenas paraba para comer. En ese caso, mi orientación se dirigió a que contactara con alguno de los amigos de sus hijos y, aunque la mayoría tenían novia, sirvió para que tiraran de él y empezó a salir más a la calle.
¿Qué es lo peor para el orientador?
La peor frustración es no tener llamadas, pero una sola llamada que sirva para ayudar a alguien compensa y satisface.
La sociedad actual parece tener muchos problemas de soledad e incomunicación a la vista de lo que describes y se contradice con lo mucho que se habla
La vida de hoy muestra una necesidad de comunicarse muy grande y una soledad intrínseca. A veces las personas no tienen una amistad íntima con la que hablar de sus cosas. Cuando hablan con nosotros, tratamos de que no se enreden con hechos del pasado y yo les oriento a que en sus vidas intenten estar con alguien con el que hablen de otra cosa, no del problema que les agobia.

1 comentario:

Encarni dijo...

Las llamadas pueden alentar a las palabras de alguna soledad expresada, saliendo y apaciguando el desasosiego de aquellas personas necesitadas de al menos mínimo..., una palabra.
Y empatizándose con el llamante poder conseguir aunque fuere, una sonrisa.
Es importante la labor y el desarrollo moral del orientador.
Felicidades orientador/es