La ayuda que el Teléfono de la Esperanza ofrece a ésta sociedad acelerada del siglo XXI para promover una salud emocional mejor no sólo se dirige a aliviar los problemas individuales, sino a facilitar estrategias para afrontar las situaciones de crisis con muchos afectados.
Enrique Parada Torres es psicólogo especializado en atención en situaciones de emergencias y el pasado fin de semana impartió en Málaga el módulo 'Intervención en crisis en incidentes con múltiples afectados y desastres' dentro del Curso Superior de Intervención en Crisis que el Teléfono de la Esperanza desarrolla entre octubre de 2009 y junio de 2010 en la sede malagueña y en la de Badajoz. Es profesor en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma y comenzó a acercarse al mundo de los equipos de emergencias trabajando integrado en uno de ellos en la Comunidad de Madrid.
¿Qué preparación necesitan los profesionales de emergencias?
Deben saber gestionar el estrés cotidiano y en situaciones impactantes y tener habilidades para relacionarse con personas afectadas por incidentes con múltiples víctimas. La comunicación es distinta.
¿La comunicación es importante en esos casos?
La comunicación es fundamental en la relación de ayuda con los damnificados por sucesos graves. Están en crisis y en esos primeros momentos, muchas están desestabilizadas emocionalmente. En éste módulo trabajamos en como adaptar nuestra comunicación al estado psicológico de la persona.
Usted participó en la atención a las víctimas de los atentados terroristas del 11-M. ¿Durante cuánto tiempo hubo que darles apoyo?
Estuve el primer día en Ifema, pero luego después en tanatorios y en domicilios. Atendí a los sanitarios y sus reacciones tienen cierto paralelismo a otros humanos porque aunque son profesionales de las emergencias, no están acostumbrados a sucesos de ese calibre, también se ven impactados y es necesario hacer dinámicas como las que hacemos con los familiares. Estas son validar sus reacciones, normalizarlas y tener en cuenta que lo anormal es la situación que han vivido, no ellos, ni sus reacciones.
¿Qué estrategias fueron más beneficiosas para las víctimas?
Las que ayuden a conseguir objetivos como que las personas normalicen sus reacciones porque muchas veces son reacciones que no habían tenido nunca y les asusta. Sólo normalizarlas les alivia muchísimo y en otras ocasiones hay que explicarles porque son normales. También rompemos el efecto 'bola de nieve' que consiste en que cuánto más me preocupo de lo que siento, más lo siento. Otras veces tienen mucho estrés por ambiguedad o incertidumbre sobre las cosas que les están pasando y ayudarlas a enlazar con quienes les dan información es muy beneficioso. Vemos que es muy positivo informar adecuadamente para reducir ambiguedad e incertidumbre.
¿Cómo se apoya a los que han perdido a familiares o allegados?
Los que sufren pérdidas de seres queridos o bienes muy importantes están en estado de duelo. Lo que hacemos es ayudarles a empezar ese proceso y que el duelo sea funcional, que tomen contacto con la realidad de la pérdida en vez de negarlo y eso implica que si he perdido algo muy querido lo normal es estar afligido, apenado, llorar....tener dolor. Quien se niega a sentirse triste y pretende acallarlo con fármacos u otros procesos, lo que está haciendo es torcer el volante hacia un duelo que se puede complicar. Es un trabajo que tenemos que hacer con mucha frecuencia.
¿Hasta cuánto tiempo después trabajó con los afectados de Atocha?
Una intervención inmediata en crisis puede durar las cuatro primeras semanas. En esa etapa, una tarea importante es enlazar el trabajo con otros recursos asistenciales a medio o largo plazo.
Las personas afectadas son en general bastante fuertes y encuentran vías de afrontar lo que les pasa con nuestra ayuda o con sus propios recursos, pero hay una minoría que es posible que se quede enganchada al sufrimiento y que eso derive en problemas psicológicos. Eso empieza a verse pasadas cuatro semanas, mientras tanto son intentos de integrar la pérdida.
Los que han perdido a más personas cercanas sufrirán más...
Hay personas que aunque hayan perdido a muchos seres queridos tienen recursos para afrontarlos que hacen que vivan el duelo como hay que vivirlo, pero hay otras que no tienen esos recursos o apoyos y son más vulnerables a desarrollar trastornos. Un factor importante es que la persona haya tenido problemas psicológicos antes.
¿Qué recursos tienen los que son fuertes?
Son personas con habilidades para afrontar los cambios vitales, que se apañan sin el ser perdido y que aceptan que tienen que sentir dolor para continuar o directamente tienen bastante claro el sentido que dan a la vida incluso sin esa persona querida. Ahí encontramos elementos de resiliencia que van a ayudar. En todo esto es importante el apoyo social, los que rodean y acompañan a la persona.
¿Qué es la resiliencia?
La resiliencia es la capacidad que tiene una persona para sobreponerse a situaciones traumáticas vividas y une los recursos propios más los que encuentra fuera, en familiares o profesionales.
¿Hubo diferencias en los sentimientos que expresaban las víctimas de los atentados respecto a las del accidente de Barajas?
Lo que nos encontramos en Barajas fueron los mismos niveles de sufrimiento y de necesidad de apoyo, pero yo destacaría como aspecto diferenciado que en las víctimas por situaciones causadas intencionadamente hay mucha más rabia que las que viven una situación accidental. En el accidente del avión y en otros de trenes me he encontrado más pena y resignación, que no es negar el dolor, que emociones como la rabia o los deseos de venganza que se detectaban en las víctimas de los atentados de Atocha.
¿Cómo es el nivel de implantación de la Psicología de emergencias en los dispositivos de Protección Civil en España?
La implantación de la psicología de emergencias está entrando por la formación a los profesionales. Por otro lado, no se está considerando a la psicología de emergencias como algo profesional y constante. En algunas autonomías firman convenios con organizaciones y piden la colaboración de psicólogos de emergencias voluntarios y a veces se les pagan dietas, pero sin relación profesional. La implantación está siendo desigual y se está haciendo con un talante más voluntarioso que profesional. El político ve importante al psicólogo de emergencias, pero no como una persona en la plantilla.
¿Tiene datos sobre cómo las intervenciones en crisis afectan a los profesionales?
Hay estudios transcontinentales y todos dan resultados similares. Todos nos dicen que los profesionales de emergencias tienen un riesgo de sufrir un daño psicológico asociado a su labor lo que hace especialmente importante que en situaciones de mucho impacto reciban una asistencia inmediata, a veces con fines preventivos. La proporción es de seis veces más probabilidades de resultar afectados. Son estudios hechos en Canadá, en Alemania y en Kuwait.
¿Se les atiende psicológicamente?
Se atiende a los profesionales que sufren mucho, mucho impacto como Atocha y Barajas, pero sería conveniente que se interviniera en hechos más del día a día, sin tanto impacto, por ejemplo cuando mueren bomberos.
¿En los accidentes de circulación?
Sí, lo que pasa es que un accidente de tráfico lo metemos dentro de su cotidianidad. Eso si, ellos mismos dicen que cuando hay múltiples víctimas es cuando les resulta extraordinario y muy impactante.
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