jueves, 23 de mayo de 2024

Narcisismo: perfiles habituales (y II)

 



José Portillo

Orientador y coordinador de talleres del Teléfono de la Esperanza

Tipos de narcisistas. Narcisistas encubiertos

Definición

Los narcisistas encubiertos tienen la capacidad de manipular a sus víctimas con el afecto y de maltratarlas, de manera que solo estas pueden enterarse del daño que reciben, aunque estén rodeadas de gente.

Características de los narcisistas encubiertos

Consideran que su grandiosidad es inmensa, y que por eso merecen recibir un trato especial. De hecho, esperan ser admirados por los demás, como ellos se admiran a si mismos.

Como creen que nunca se equivocan, perciben las críticas de los demás como ataques personales.

El narcisismo encubierto es un rasgo característico de los trastornos narcisista de la personalidad, límite de la personalidad, y pasivo-agresivo.

Actúan escondiendo sus verdaderas intenciones.

Hacen que sus víctimas se sientan queridas por ellos mientras averiguan sus puntos débiles, para utilizarlos apenas sientan que no los admiran ni se someten a ellos.

Es muy difícil descubrir las verdaderas intenciones de los narcisistas encubiertos. A modo de ejemplo, los maltratadores de mujeres suelen tener una excelente imagen social ante sus conocidos.

Si piden perdón, no lo hacen porque tienen remordimientos, sino porque utilizan su falso arrepentimiento, cuando piensan que les sirve para seguir abusando de sus víctimas.

Aunque muchos se presentan ante la sociedad como solidarios, no hacen el bien altruistamente, sino porque eso les reporta beneficios, como la recepción de alabanzas por parte de sus conocidos.

Carecen de humildad

Aunque pretendan ser humildes, es fácil constatar cómo buscan ser alabados. Esta es la característica más difícil de ocultar para ellos, pues, en realidad, carecen de humildad.

Se victimizan para obtener beneficios. Uno de los métodos más efectivos para convertirse en el centro de atención de los demás que más les funciona, es la hipocondría. También les suele funcionar muy bien inventar historias relativas al maltrato que han recibido de sus parejas anteriores, cuando sus posibles parejas actuales son salvadoras, para hacerles más intenso su deseo de cuidarlos, y, por consiguiente, para explotarlos, y, poder maltratarlos a placer.

Necesitan que los demás se preocupen por ellos, pero carecen totalmente de empatía. No son compasivos con los demás, e ignoran sus preocupaciones, ya que, lo único que les importa de ellos es utilizarlos.

Desde su punto de vista, los demás no tienen problemas, pero ellos sí que tienen problemas graves, que han de ser resueltos urgentemente.

Aunque traten de disimular su ira para demostrarles a quienes ven como adversarios que sus opiniones respecto de ellos les traen sin cuidado, probablemente les responderán de manera pasivoagresiva, es decir: no podrán borrar de sus caras los gestos demostrativos de su malestar emocional, aunque su vocabulario sea correcto.

Son incapaces de escuchar a otras personas. Quienes intentan contarles sus problemas, descubren que no les dejan hablar, para relatarles pormenorizadamente lo que les acontece a ellos. Esto es lógico que suceda, ya que estos narcisistas piensan que son los únicos que tienen problemas reales. Jamás considerarán importantes a sus interlocutores como para prestarles atención, a no ser que finjan que los escuchan mientras piensan cómo los van a manipular, apenas terminen de ganarse su confianza.

Narcisistas encubiertos en el entorno familiar

Sus familias han de ser perfectas, para que la sociedad las perciba a ellos como personas ideales.

Pueden ser muy despiadados con sus hijos, si no cumplen puntualmente sus órdenes. A modo de ejemplo, una joven de 19 años me contactó un día en el que tuvo un intento de suicidio, y me contó que su madre le dijo cuando llamaron a la ambulancia:

  • "Ojalá te mueras antes de que llegue la ambulancia a recogerte, porque tú no tienes problemas, pero eres mi peor pesadilla".

Como creen que no existe nadie mejor que ellos, pretenden utilizar a sus hijos como si fueran prolongaciones de sí mismos.

Les roban la vida a sus hijos, los cuales se ven obligados a hacer lo que no quieren hacer, y a vivir aparentando lo que quizás ni pueden ni quieren ser.

A sus hijos les asignan dos funciones; por una parte la de mantener la buen imagen familiar sometiéndose a la obediencia  a sus cuidadores. Estos padres narcisistas los educan para beneficiarse a si mismos, no para el crecimiento de sus hijos.

Por otra parte, dado que dichos narcisistas viven sumidos en su mundo de apariencias, sus hijos tienen que asumir responsabilidades y conductas que, por ser niños, no les corresponden. A modo de ejemplo, hay niños que han de ejercer de padres de sus padres, y de cuidadores de sus hermanos, siendo muy pequeños para cargar con esa responsabilidad.

Utilizan el victimismo, en el sentido de que sus hijos son percibidos por ellos como problemas, y los someten  transmitiéndoles un sentimiento de culpa.

Sobrecargan a sus hijos de actividades.

Narcisistas encubiertos en pareja

Sus parejas son dependientes emocionales y salvadores necesitados de afecto, que son fáciles de manipular para ellos.

Consideran que sus relaciones de pareja son perfectas, si sus parejas están a su altura. Es habitual que las personas maltratadas nos digan frases como:

"Mi pareja me ha dicho que, mientras que la complazca en todo lo que me pida, nuestra relación será perfecta".

Intentan que sus parejas, además de ser fáciles de manipular, tengan una buena posición social.

Sus celos les inducen a controlar totalmente a sus parejas.

Si les surgen problemas en sus relaciones, nunca reconocerán que cometen errores, y culparán de ello a sus parejas, las cuales, si son dependientes emocionales, probablemente se creerán todas sus acusaciones sin cuestionarlas, e intentarán sometérseles más para mejorar sus relaciones, lo cual aumentará la desconfianza, el recelo, y el férreo control que los citados narcisistas ejercerán sobre ellas.

Humillan a sus parejas ante el público para demostrarles que son ineptas, y para que la gente perciba que son ellos quienes llevan adelante sus relaciones, ante la supuesta incapacidad de hacerlo de sus compañeros sentimentales.



Narcisistas encubiertos entre amigos

Son excesivamente controladores con sus amigos, no les permiten relacionarse con otras personas, y rompen las relaciones de amistad que mantienen con otros para atarlos a ellos.

Viven obsesionados con su aspecto físico, ya que necesitan superar a sus amigos. Esta es la razón por la que no les importará incluso pasar hambre, con tal de ser superiores a sus amigos.

Se acercan y se alejan de sus amigos cuando quieren sin darles explicaciones, lo cual los confunde.

No les importan las necesidades ni los deseos de sus amigos.

Como imitan los rasgos y los comportamientos ajenos, pueden encontrar amigos fácilmente, a pesar de que no son empáticos. Esto les hace parecer encantadores, y hace que sus víctimas puedan ser atacadas por este tipo de narcisistas cuando menos lo esperan.

Narcisistas encubiertos en el trabajo

Manipulan a sus compañeros, humillándolos si es necesario, para aparentar que los trabajos solo se realizan, gracias a la pericia de ellos.

No les importan los perjuicios que puedan sufrir sus compañeros, con tal de alcanzar sus fines.

Si lo creen conveniente para ellos, harán que sus compañeros incumplan la Ley y contradigan la moral.

Perversos narcisistas

Definición y características del perverso narcisismo.

Dependiendo de sus intereses, pueden ser los más encantadores, y los más malvados, de entre todos los tipos de narcisistas existentes.

Se centran en cumplir su voluntad, sin que les importen las consecuencias negativas que eso pueda tener para los demás. Se trata de personas destructivas que se valen de cuantas artimañas se les ocurran para lograr que sus víctimas sean dependientes de ellas, lo cual las hace muy vulnerables, y, por consiguiente, manipulables.

Sus víctimas preferidas son los dependientes emocionales y los salvadores, por su vulnerabilidad, y su necesidad de recibir afecto y admiración.

Aunque las estrategias que utilizan para dominar a sus víctimas son desadaptativas, muchas de ellas tienen una importante aceptación social. A modo de ejemplo, un líder religioso me dijo hace años:

“Las mujeres de mi iglesia aceptan que sus maridos les peguen, porque saben que tienen que dejarse educar por ellos.”

Los perversos narcisistas, se distinguen por su total carencia de empatía. Cuando se relacionan, intentan alcanzar sus objetivos claramente, sin dar rodeos, tal como pueden hacerlo los narcisistas encubiertos. Los demás viven para satisfacerlos.

Aunque aparentan ser amables y encantadores a la hora de seducir a sus victimas, son manipuladores con quienes es preferible no mantener ningún tipo de relación.

Si se les confronta, se molestan mucho, y demuestran su malestar, a la hora de actuar.

Si sienten que las personas y las situaciones escapan a su control, pueden volverse agresivos, e incluso muy violentos.

Ya que se sienten únicos, especiales e incluso extraordinarios, piensan que solo pueden ser comprendidos por quienes están a su mismo nivel.

Se sienten más merecedores de privilegios que los otros.

Fantasean muy frecuentemente sobre su éxito en todos los aspectos de la vida en los que quieren destacar.

Explotan a los demás sin escrúpulos.

Envidian a quienes les superan en cualquier aspecto vital, y piensan que los otros también los envidian a ellos.

Su comportamiento es arrogante, engreído y presuntuoso.

Critican cruelmente y con ferocidad a quienes piensan que pueden amenazarlos con superarlos.

Su capacidad de socializar es superficial, vacía y falsa, ya que los demás solo son para ellos herramientas que usan o desechan. Creen que, si la gente se les acerca, es porque se quiere aprovechar de ellos.

Su autoestima es inflada.

Cuando descubren que alguien los va a desenmascarar, y que no pueden rebatirlo, se quitan de en medio rápidamente.

Atacan ferozmente el amor propio, la autoconfianza y la autoestima de quienes les rodean, pues, cuanto más vulnerables se sientan los otros, mayor será su sentimiento de superioridad, al percatarse de que los demás se sienten muy superados por ellos.

Emplearán frases con doble sentido, e incluso dejarán muchas sin terminar, para beneficiarse de su victimismo, y reducir la autoestima de quienes les rodean y no se les someten, a la mínima expresión. Al no acabar sus frases y hablar teniendo presente el doble sentido de su vocabulario, desestabilizan a sus víctimas.

Su razonamiento puede ser muy frío y lógico.

Poseen las habilidades adecuadas para darles cuantas vueltas les sean necesarias a sus acciones, para lograr justificarlas. Un pederasta me dijo hace varios años:

“He leído en la prensa que un juez le ha dado la razón a un señor que violó a varios niños, considerando que ellos consintieron las relaciones sexuales, a cambio de conseguir regalos que deseaban.”

Así fue como intentó persuadirme de que no había hecho nada impropio, al agredir sexualmente a niños, de los que yo debía creer, que le habían permitido satisfacer sus necesidades sexuales, a cambio de recibir pequeñas gratificaciones.

Si envidian las cualidades morales de otras personas, harán cuanto esté a su alcance, para menoscabar la credibilidad de las mismas.

Mienten con mucha frecuencia, pero no lo hacen de forma directa. Sus frases con doble sentido, silencios e insinuaciones, crean malentendidos, de los que se pueden beneficiar.

Consideremos un ejemplo.

Teresa trabajaba en una empresa en la que esperaba que le hicieran un contrato fijo, al concluir su periodo de interinidad. Durante el último día del citado periodo, su jefe le dijo:

“Voy a rescindir tu contrato.”

Dicha frase tenía un doble sentido, ya que efectivamente terminaba el periodo de interinidad, e iniciaba un nuevo tiempo de trabajo, pero también podía significar, que su superior iba a prescindir de ella, que es lo que Teresa pensó, y por eso no pudo evitar que se le cayeran las lágrimas, y que su jefe se riera a carcajadas, a costa de su miedo de no poder satisfacer las necesidades de su hijo discapacitado.

Tienen la habilidad de hacer que otras personas vivan las situaciones que para ellos son insoportables, e incluso les proyectan el malestar emocional que sentirían si vivieran tales circunstancias.

Se creen perfectos, y por eso piensan que es imposible que cometan errores. Como creen que no tienen problemas, no se dan cuenta de que necesitan hacer cambios en sí mismos, para mejorar la calidad de sus relaciones.

Como no tienen una identidad definida, pueden adaptarse a las necesidades emocionales de quienes quieren manipular, hasta lograr utilizarlos, y maltratarlos posteriormente.

Cómo los podemos ayudar

¿En qué casos piden ayuda profesional los narcisistas?

Estos sujetos suelen creer que no tienen ninguna enfermedad, y eso hace muy difícil el hecho de que piensen en pedir asistencia profesional, ya que responsabilizan a los demás de sus problemas. A pesar de esto, piden ayuda cuando sufren una depresión reactiva, causada por las diferencias existentes entre lo que esperan de la vida y/o de otras personas, y lo que realmente pueden conseguir de las mismas. Llamamos depresión reactiva o trastorno adaptativo con estado de ánimo deprimido a aquella que surge como respuesta a una vivencia negativa, la cual no tiene que brotar inmediatamente al surgimiento de la misma, ya que puede tardar semanas o meses en aparecer. Freud afirmó en su libro Duelo y melancolía que la depresión es una reacción frecuente a las amenazas de pérdidas y a las mismas pérdidas, y, para los narcisistas, las pérdidas son los mejores indicadores de su escasa valía personal, desde su punto de vista.

También piden ayuda profesional cuando pierden su status social, y cuando sus seres queridos se quejan por causa de sus abusos de poder, y su conducta agresiva.

Otro indicador de que los narcisistas se sienten desairados, y que también les conduce a pedir ayuda profesional, es la hipocondría. Cuando no manipulan a los otros a placer, recurren al victimismo para comprobar si, al sentirse cupables de su malestar, sus posibles subordinados los complacen en todo y, cuando dicha técnica no les produce los resultados deseados, piden ayuda profesional.

No nos dejemos fascinar por su grandiosidad, ni por su deseo de que los percibamos como casos complejos y exclusivos.

Si les sugerimos que modifiquen alguna de sus conductas, hagámoslo de forma que perciban que van a obtener beneficios personales, pues, de otro modo, nos ignorarán.

Utilicemos los modelos que destacan por sus buenas conductas, para ayudarlos a que deseen actuar siguiendo el ejemplo de grandeza característico de ellos.

Hagámosles sugerencias para tener una buena convivencia con los demás, y no para manipularlos.

Valoremos positivamente sus avances gratificándolos verbalmente en relación con su mejoría, pero sin adularlos, para que no sientan que nos están captando, y que los admiramos.

Como están acostumbrados a ser quienes les dicen a los demás lo que tienen que hacer, hagámosles sugerencias, y evitemos darles órdenes.

Evitemos transmitirles nuestra información personal, pues podrían utilizarla al sentir que queremos manipularlos, o que queremos darles órdenes que no están dispuestos a acatar.

Entrenémonos en el manejo de las habilidades sociales, para resolver los conflictos que nos puedan surgir con ellos.

Hagámosles preguntas como las siguientes:

➔ ¿Qué significa para ti lo que has conseguido?

➔¿Cómo interpretas el hecho de que le gustes a tu compañera de trabajo?

➔¿Qué piensas de lo que te ha dicho tu padre?

➔Si nos preguntan, por ejemplo: ¿Qué pensáis vosotros de lo que os estoy contando?, devolvámosles la pregunta, ya que, en las respuestas que les demos, vislumbrarán información nuestra, relativa a si pueden manipularnos, y a cómo pueden hacerlo.

Preguntémosles, por ejemplo:

➔¿Cuál es tu opinión referente a lo que me has dicho? Estamos hablando de ti, y lo realmente importante, es lo que piensas tú.

Hablémosles con diplomacia, intercalando alabanzas con críticas constructivas.

Las demandas continuas, las quejas constantes y los escándalos, les ayudan a conseguir lo que quieren. Si intentan provocarnos para entrar en discusiones, evitemos entrarles al trapo, porque ese es el terreno en el que mejor se defienden.

Si no los satisfacemos, pueden querer ridiculizarnos demostrándonos por ejemplo que no sabemos nada de Psicología, y humillarnos. También puede intentar ayudarnos cuando nos pidan ayuda para no debernos nada. A este respecto, deémosles claro quiénes piden ayuda y quienes ayudan.


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