Las relaciones cotidianas entre los seres humanos pueden verse salpicadas de roces, tensiones o conflictos. A veces la situación llega a ser insostenible y dejamos de hablarnos con una compañera, amigo, familiar o pareja. Entonces expresamos nuestra rabia, rencor o dolor con frases del tipo "no le vuelvo a dirigir la palabra" u "olvido, pero no perdono". En ese escenario, el perdón se nos antoja como una cesión o pérdida de derechos que no podemos permitirnos. Incluso se puede ver como algo relacionado solamente con la religión, algo que a muchas personas no interesa.
Sin embargo, el perdón por el daño que nos han hecho otros e incluso hacia nuestros comportamientos negativos ofrece una importante liberación si somos capaces de llevarlo a cabo. José Portillo, coordinador del taller, lo explicó con claridad en 'El perdón, una decisión que libera del sufrimiento'.
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