viernes, 12 de mayo de 2023

“Acudir al psicólogo se ha desestigmatizado entre los jóvenes, ya no les da vergüenza hacerlo”

 


Eduardo Bensabat tiene 31 años, es Graduado en Psicología por la UNED y psicólogo experto en Psicología Afirmativa en Diversidad Sexual y de Género. Obtuvo el graduado mientras trabajaba a jornada completa. Trabaja desde  hace casi un año en el Teléfono de la Esperanza. Es un colaborador activo en la coordinación del Chat de la Esperanza, trabajando junto a la coordinadora del proyecto, Aurelia González, y sus tareas dentro de este proyecto pasan por su atención, promoción y divulgación, entre otras cosas. Acude a impartir charlas psicoeducativas en centros escolares y realiza intervención psicosocial a personas que se derivan a la sede.

- ¿Cómo surgió lo de implicarte en el proyecto 'El Chat de la Esperanza' desde los inicios?

Realicé las prácticas del grado en psicología en el Teléfono de la Esperanza y nuestra tutora nos comentó que el proyecto del Chat estaba cerca de ver la luz. Me resultó muy interesante y novedoso, así que me informé para ver en qué consistía y me apunté para recibir la formación correspondiente para formar parte de ese gran proyecto. Desde el comienzo me comprometí al máximo porque entendía la necesidad de este servicio para los jóvenes y adolescentes. Me habría gustado que hubiera existido este canal de ayuda cuando yo era adolescente y sé que a muchos de mis compañeros y compañeras de instituto también. Por lo tanto, fueron tanto mis valores como factores profesionales y personales los que me llevaron a involucrarme desde el comienzo.

 - ¿En qué consiste tu labor dentro del voluntariado que atiende este canal de ayuda?

Mi función, al igual que la del resto de mis compañeros, consiste en atender a los usuarios que contactan a través del Chat en uno de los turnos semanales que hacemos los orientadores. Actualmente el Chat está operativo de lunes a viernes, de 18:00 a 00:00, por lo que son muchas las horas que hay que cubrir a la semana. Además de eso, he estado encargándome de organizar los turnos de los orientadores, así como de realizar seguimientos de casos para comprender mejor las principales problemáticas que presentan los usuarios que nos contactan. También me he encargado de organizar y acudir a centros escolares a lo largo del curso para hacer charlas psicoeducativas sobre autoestima e inteligencia emocional, charlas que aprovechábamos para dar a conocer el Chat.

- Cuando se empezó a desarrollar el proyecto 'El Chat de la Esperanza' en 2021 no se sabía qué respuesta iba a tener. El balance del primer año supera las expectativas con esas 5.585 conexiones. Hay una gran demanda de salud mental entre la población joven. ¿Qué está pasando?

Sí, existe mucha demanda de salud mental entre la población joven. Realmente, siempre la ha habido, pero ahora tienen menos vergüenza de expresarlo y el hecho de ir al psicólogo se ha desestigmatizado mucho en los últimos años y gran parte de responsabilidad de que haya sucedido eso la tiene las redes sociales, una herramienta útil y muy poderosa, sobre todo para los jóvenes. A parte de eso, hay muchos otros factores que podrían encontrarse tras esa gran demanda de ayuda mental que presentan los jóvenes como puede ser la pandemia y el confinamiento al que nos sometió. Es bien sabido que el Covid ha disparado y acentuado muchos trastornos psicológicos en la población en general, pero especialmente en el caso de los más jóvenes.

Además, los adolescentes y jóvenes de hoy en día tienen preocupaciones asociadas a su futuro que están siendo más notables que antes, como pueden ser la situación actual del mundo (guerras, cambio climático…), el sentido de pertenencia, el uso desmedido de las tecnologías, crisis de identidad e incluso la situación económica o las malas políticas. Muchas veces asumimos que los jóvenes no tienen problemas. Nada más lejos de la realidad. No solo tienen tantas preocupaciones como los adultos, sino que encima tienen menos recursos para hacerles frente. Por eso es tan importante atender a sus necesidades y demandas, y ayudarles a gestionar mejor las emociones asociadas a esas preocupaciones.



- ¿Cómo son los primeros mensajes de los que escriben por primera vez? ¿Piden ayuda por problemas concretos? ¿Buscan alguien con quien hablar en general de sus vidas?

La realidad es que hay de todo. Hay quienes buscan únicamente desahogarse y cubrir ese sentimiento de soledad que les está generando malestar en ese momento y hay quienes plantean problemas muy específicos. Incluso vemos casos en los que la persona escribe directamente que acaba de autolesionarse o que está pensando en suicidarse. En general, los más jóvenes suelen ser los que piden una ayuda más concreta. Simplemente dicen cuál es el problema que tienen y esperan que seamos nosotros los que les ofrezcamos una solución.

- ¿Cuáles son los problemas que están sufriendo con más frecuencia los jóvenes? ¿Qué sentimientos perciben los voluntarios en las personas que nos escriben? ¿Soledad, confusión, miedo...?

Lo que nosotros observamos en el Chat de la Esperanza con mayor frecuencia son problemas de ansiedad, estados de ánimo deprimidos, ideaciones suicidas, autolesiones, encuentran falta de sentido a la vida, sentimientos de soledad, inutilidad, culpa… También problemas relacionales, tanto en el entorno escolar (con amigos y/o compañeros), como con su propia familia.

- ¿Qué respuesta se les da?

Lo primero que hacemos los voluntarios es recibir a la persona que nos escribe: saludamos, informamos de que somos un orientador u orientadora e intentamos crear un entorno seguro y de confianza que facilite la expresión de la persona. Del mismo modo, buscamos contener la crisis emocional que presenta y atendemos la problemática causante de esa crisis. Posteriormente exploramos el entorno de la persona en busca de apoyos que no se hayan tenido en cuenta, ayudamos a reestructurar el problema y finalmente derivamos, bien a esa persona de su entorno que hayamos encontrado como potencialmente útil, a otros servicios del propio Teléfono de la Esperanza o a otras instituciones.

- En el caso de los que van a consultas en la sede, ¿consiguen mantener sus encuentros periódicos con los psicólogos? ¿Hay chavales que se animan a hacer talleres o cursos?

La continuidad del usuario en terapia va a depender de la voluntad de la persona y de la alianza terapéutica que se establezca. Nosotros en el Chat casi no hemos tenido la necesidad de derivar a profesionales de la psicología del propio Teléfono de la Esperanza porque muchas de las personas que nos escriben ya cuentan con ese apoyo terapéutico por cuenta propia. Respecto a la segunda pregunta, el Teléfono de la Esperanza cuenta con un amplio abanico de opciones de cursos y talleres para la población en general, válidos para todas las edades, pero bien es cierto que el público más joven no conocía esa oferta, por lo que eran pocas las personas de menor edad que se acercaban a nuestra sede. Gracias al Chat de la Esperanza y a la difusión que estamos haciendo, hemos notado un incremento de jóvenes que cuentan con nosotros, no solo a través de este canal, sino incluso en llamadas telefónicas, algo que antes del 2022 no sucedía. Debido a este acercamiento de los jóvenes al Teléfono de la Esperanza, uno de mis objetivos es adaptar y diseñar algunos cursos y talleres para este público en concreto y en ello estamos trabajando.

- El número de mensajes relacionados con ideas, crisis o actos suicidas es importante. ¿El voluntario que los atiende que respuesta les da en estos casos?

Depende de la situación ante la que nos encontremos. No se atiende de la misma manera una persona que está barajando la posibilidad de suicidarse que otra que ya tiene un plan establecido, o que, en el peor de los casos, lo está llevando a cabo en el momento en que nos contacta. En los dos primeros casos seguimos las pautas que he indicado anteriormente: contención de la crisis, exploración del entorno, reestructuración del problema y derivación. En los casos en que ya exista un plan, intentamos acordar con la persona que se deshaga del material que tenga pensado usar para suicidarse, que comparta esa ideación con alguien de su entorno, que posponga el día que había planeado y facilitamos esa ventilación emocional que necesitan en esos momentos. En los casos en los que el suicidio está en curso, le pedimos a la persona que nos permita ayudarle a salvar su vida y que nos facilite un teléfono de contacto o la dirección en la que se encuentra para avisar de manera inmediata a los servicios de emergencias. En todo momento acompañamos a la persona hasta que acude la ayuda médica y le explicamos el proceso para que no se sobresalten. 

- Casi el 70% de los usuarios de este canal de ayuda han expresado su satisfacción. ¿Qué transmiten en esos mensajes?

El concepto que manejamos en este caso hace referencia a ese 70% de los casos en que la persona muestra satisfacción no con la atención recibida, sino con el contenido de la misma, es decir, que la persona manifiesta directamente que va a poner en práctica aquellos recursos y alternativas que se han planeado en el trascurso del proceso de ayuda entre el usuario o usuaria y el orientador u orientadora. Las verbalizaciones que nos encontramos en esa línea son del estilo “haré eso que hemos comentado”, “pondré en práctica esos ejercicios de respiración o relajación”, “voy a escribir cómo me siento”, “hablaré con…”, etc.

Me atrevería a decir que la satisfacción como tal es cercana al 100% de las personas que nos contactan, porque incluso en aquellos casos en que la persona no encuentra alternativas u opciones que le convenzan, o que, por cualquier motivo, prefiere no seguir adelante con el proceso de ayuda, igualmente recibimos palabras de agradecimiento por nuestro tiempo y nuestra labor.



- Cuéntanos a cuantos institutos habéis ido a dar charlas de prevención sobre salud mental. ¿Qué despierta más interés en los adolescentes? ¿Y en los profesores?

A lo largo de este curso escolar hemos acudido a 13 institutos de la provincia de Málaga, habiendo impartido alrededor de 40 charlas a más de 1.000 alumnos de cursos comprendidos entre 1º de la ESO y 2º de Bachillerato. El contenido de nuestras charlas genera interés en los alumnos y profesores ya que son temas que normalmente no trabajan en el ámbito educativo como son el autoestima y sus diferentes dimensiones, la relación que tiene con las redes sociales, inteligencia emocional e incluso prevención de la conducta suicida y autolesiones con los alumnos de más edad. Donde hemos encontrado más interés ha sido en los aspectos de mejora, es decir, cómo mejorar la inteligencia emocional, la autoestima y en cómo ayudar a personas que se autolesionan o que tienen ideación suicida.

- El volumen mayor de mensajes recibidos proceden de personas de hasta 35 años, pero también hay muchos de más mayores. ¿Qué diferencias observáis en los mensajes de los más mayores?

Puede que las principales diferencias que he observado yo sean dos. Por un lado en las personas más mayores observo una mayor necesidad de compañía y de hablar no solo del problema que les está generando malestar en ese momento, sino que realizan un recorrido por los aspectos más negativos de su trayectoria vital. Los jóvenes, sin embargo, se enfocan más en el problema.

Por otro lado, los jóvenes suelen buscar más una solución inmediata y que seamos nosotros los que se la facilitemos. Las personas mayores, por su lado, son más conscientes de que la inmediatez no funciona en estos casos.

Por último, destacaría también que en los más jóvenes se presentan más conductas autolesivas que en el caso de los adultos.

¿Que quieres destacar de este año de voluntariado de ‘El Chat de la Esperanza?

Al margen de las preguntas que me has realizado, me gustaría comentar dos cosas más: la primera es que me gustaría destacar la importancia de este recurso, importancia que se ve reflejada en esas 5.585 conexiones que hemos tenido en apenas un año de funcionamiento, y en el interés que ha despertado tanto en los medios de comunicación como en otras sedes del Teléfono de la Esperanza, que poco a poco se van a ir sumando a este maravilloso proyecto a lo largo de los próximos meses, ya que el proyecto no ha parado de crecer desde sus comienzos. Y en segundo lugar, destacar también que hemos podido atender a todas esas personas en situación de crisis gracias al altruismo, la constancia y la buena disposición y buen hacer de todos los voluntarios y voluntarias que están ahí detrás de la pantalla, día tras día. Actualmente contamos con un grupo de 30 orientadores y orientadoras (que esperamos que se amplíe pronto), muy comprometido y unido, con gran apoyo mutuo, y que comparte la finalidad de ser un soplo de aire fresco para esas personas que sienten que nada tiene solución.

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