Participantes en la jornada celebrada en el Congreso. Foto: CONGRESO |
Voluntaria en el Teléfono de la Esperanza
El pasado 22 de febrero
se celebró en el Congreso de los Diputados una jornada
reivindicativa sobre prevención de suicidio, organizada por el
diputado de UPN Iñigo Allí, con el objetivo de dar “voz al
dolor” y exigir un Plan Nacional de Prevención de Suicidio.
Asistieron voluntarios del Teléfono de la Esperanza,
incluidos representantes de la sede de Málaga.
Se formaron cinco mesas.
La primera, estuvo compuesta por los presidentes de varias
asociaciones relacionadas con la prevención de suicidio. En esta mesa participó
el Presidente Internacional de ASITES, Miguel Ángel Terrero,
que tras repasar las cifras del T.E., comentó que “en 2018
tuvimos 2.764 llamadas con temática suicida, un 40% más que en
2017”. Resaltó que el significado del suicidio va más allá
del sufrimiento personal y familiar, explicó que “también
tiene un componente social” muy importante. Destacó la utilización
de las nuevas tecnologías como herramientas para la prevención del
suicidio y que el T.E., “va a incorporar en pocos meses un
teléfono de emergencia contra el suicidio atendido por personal
voluntario especializado”. Se hizo eco de la
necesidad urgente de crear un Plan Nacional de Prevención de
Suicidio, siguiendo las directrices que marca la Organización Mundial de la Salud.
Javier Jiménez,
presidente de la Asociación para la Investigación, Prevención e
Intervención frente al Suicidio, explicó la necesidad de
establecer la “autopsia psicológica”, como medio para
conocer mejor las causas por las que una persona se quita la vida.
Hizo un llamamiento; “¿cuántas muertes más son necesarias
para crear un Plan de prevención?”.
Ana Lancho,
presidenta de la Asociación La Barandilla destacó la
importancia de hablar de la conducta suicida, comenta que “cada
vez que salimos en un medio de comunicación, aumenta el número de
llamadas” pidiendo ayuda.
Máximo Enrique,
presidente de la Federación Española de Jugadores de Azar
Rehabilitados, explicó que la tasa de suicidios en ludópatas es
“seis veces superior” a la de la población general y
alertó del aumento de jugadores en la población adolescente.
La segunda mesa estuvo
compuesta por profesionales de la Salud. Participó, Alfonso
Echávarri, psicólogo del Teléfono de la Esperanza, quién destacó la importancia
de no “etiquetar” a las personas por sus patologías.
Hizo especial hincapié en el aumento de la conducta suicida en la
población adolescente. Destacó que la sociedad está inculcando
unos valores y prioridades como “el tener que ser feliz a la
fuerza”, imposibles de conseguir, generando en la población
mucha frustración.
José Luis Carrasco,
Jefe de la Unidad de Trastornos de la personalidad del Hospital
Clínico San Carlos de Madrid, explicó que “aunque la
enfermedad mental no mata, produce un gran sufrimiento” y
“entre esta y el suicidio hay un gran mediador que es la
soledad” y que conlleva “incomprensión y desesperanza”.
Andoni Anseán,
Presidente de la Sociedad Española de Suicidología, explicó
que la conducta suicida no sólo es un problema de salud mental, “nos
compete a todos”. Instó a tomar conciencia de que “sólo
se puede afrontar previniendo o llorando”.
Junibel Lancho,
directora del Teléfono contra el Suicidio, explica que en cada
llamada lo que intentamos “es atraer a la persona a la vida”.
Destacó el aumento de llamadas de jóvenes “de entre 17 y 22
años”.
Víctor Navarro,
policía nacional y experto en acoso escolar y suicidio en
menores, destacó la importancia de la información, “cuando
informamos prevenimos”.
La tercera mesa, estuvo
compuesta por familiares de personas que han realizado o que han
consumado un suicidio. Fue la mesa más emotiva, pues se dieron
testimonios reales y vivencias en primera persona.
Elena Aisa, de la
Asociación Bearkada, comenzó su exposición, mostrando un
certificado de defunción y señaló “todos los que estamos
aquí, tenemos este certificado”. Destacó la necesidad de
apoyos sociales a las familias que pasan por una situación de este
tipo. Explicó que el duelo por suicidio está “estigmatizado”.
Carmen de la Fuente
Ares superviviente de intento de suicidio y madre de una joven
con ideación suicida, destacó el sufrimiento y la frustración de
la familia “cuando se hace todo lo posible para que un hijo se
cure y no se consigue”.
Cecilia Borras,
presidenta de la Asociación de Supervivientes después del Suicidio.
Explicó que el suicidio es la “única muerte interpretable”,
todo el mundo se siente con el derecho de hablar si está bien o si
está mal, haciendo “analfabetos de la vida” a los
familiares.
La cuarta mesa, estuvo
constituida por profesionales de la comunicación. Se planteó de
forma unánime la dificultad que tienen los periodistas en saber como
tratar las noticias sobre suicidio.
Gabriel González,
periodista de Diario de Navarra, explicó con mucho entusiasmo,
cómo los periodistas se pueden convertir en “verdaderos actores”
en la prevención de suicidio y no quedarse como meros espectadores.
Hizo mucho hincapié en la comparación con otros problemas sociales
en los que se han realizado campañas de concienciación con muy
buenos resultados.
González, explicó que
era importante contextualizar la información y que la información
bien realizada ayuda a las víctimas. Comentó que aunque “el
dolor es para siempre, no es de la misma manera”.
Laura Peralta
periodista de ABC, planteó “todos los días hablamos de
asesinatos, robos, violaciones, ¿porqué no podemos hablar de
suicidios?”. También señaló la importancia de la
investigación sobre la conducta suicida.
La quinta mesa, estuvo
compuesta por profesionales de las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad
del Estado.
Mariano Salido,
Policía Local de Madrid, comentó que la policía “es una
profesión en la que hay un alto índice de suicidios, 9 veces más
que la población general”.
Eduardo Sainz de
Murieta, Policía Foral de Navarra, destacó la importancia de
formar a los expertos en “negociación en suicidios”.
Sergio Tubio, bombero,
experto en intervención en crisis, comentó que “recientemente
los bomberos han atendido más muertes por suicidio que por
accidentes e incendios en viviendas, juntos”.
José Antonio Adán, técnico de Policía Nacional, explicó que los policías están
más expuestos al trauma, por eso, la necesidad de tomar medidas
desde los Servicios de Riesgos Laborales.
En resumen, todos los
asistentes, pidieron que se dé mayor formación a los colectivos
profesionales e instituciones sociales, mayor información a la
sociedad de los recursos que existen y que se establezca de forma
urgente, integral, y trasversal un Plan Nacional para la
Prevención del Suicidio.
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