El 26 de septiembre de 1972 un coche Seat 124 que circulaba por la carretera entre Sevilla y Málaga se estrelló contra un camión cerca del pueblo malagueño de Fuente Piedra falleciendo el viajero que iba como acompañante del conductor. Ese hombre, de 47 años, desplegaba una intensa actividad vital y social. En la primera página de su agenda, se podía leer la siguiente anotación manuscrita:
"Dios me pregunta cada mañana
por todos los que sufren, por los que están
solos, por los que no encuentran razones
sólidas para seguir viviendo. Conociendo
el sufrimiento de estas vidas rotas, no tengo
más remedio que intentar prestar ayuda".
El hombre de la agenda era Serafín Madrid, un fraile de la orden de San Juan de Dios, con madera de líder, libre y adelantado a su tiempo, que puso en marcha un año antes el Teléfono de la Esperanza. Un teléfono para atender de forma anónima, confidencial y gratuita a los hombres y mujeres en situación de crisis emocional. Cuando Serafín falleció, el teléfono tenía sedes abiertas en Sevilla, Madrid y Valencia. Cuatro décadas después, la Asociación Internacional del Teléfono de la Esperanza (ASITES) ha atendido más de 4 millones de llamadas -superan las 300.000 con temática suicida- 200.000 consultas profesionales y ha impartido 7.000 talleres y cursos a 300.000 personas que afrontaron sus crisis personales o se formaron en salud emocional en general.
El teléfono despliega hoy una red territorial que cuenta con 28 sedes en España, 13 en países de América Latina y 3 en otros países europeos.
Las cifras anteriores han tejido una red de corazones dispuestos a dar y recibir, a compartir, como dijo Gloria Díaz, la biógrafa de Serafín Madrid, somos hortelanos de esperanza.
Durante cuatro años, me he ocupado de promocionar en
internet y en contactos con los medios de comunicación toda esta ingente actividad para poner mi granito de arena en esa tarea siempre pendiente en la organización de trasladar a la sociedad que "somos mucho más que un teléfono". Esto no es un sitio donde llama gente desesperada únicamente. Es mucho más.
La promoción del curso 'Conocimiento de sí Mismo' ha sido constante mediante la participación en programas de radio, envío de noticias a los medios y la publicación de decenas de testimonios de personas que hicieron, el curso, personas procedentes de cualquier ambiente social y alumnos de Psicología algunos de ellos. Todos hablaban de haber vivido una experiencia maravillosa y de enriquecimiento personal. Muchos de ellos prolongaban su camino de desarrollo lanzándose a la tarea de voluntarios o agentes de ayuda, que es como se denomina a los primeros en el Teléfono de la Esperanza. No importaba lo rota que hubieran estado sus vidas, eran mujeres y hombres reconstruidos, nuevos, que pasaban a levantar el télefono y practicar la escucha de los sufrientes.
internet y en contactos con los medios de comunicación toda esta ingente actividad para poner mi granito de arena en esa tarea siempre pendiente en la organización de trasladar a la sociedad que "somos mucho más que un teléfono". Esto no es un sitio donde llama gente desesperada únicamente. Es mucho más.
La promoción del curso 'Conocimiento de sí Mismo' ha sido constante mediante la participación en programas de radio, envío de noticias a los medios y la publicación de decenas de testimonios de personas que hicieron, el curso, personas procedentes de cualquier ambiente social y alumnos de Psicología algunos de ellos. Todos hablaban de haber vivido una experiencia maravillosa y de enriquecimiento personal. Muchos de ellos prolongaban su camino de desarrollo lanzándose a la tarea de voluntarios o agentes de ayuda, que es como se denomina a los primeros en el Teléfono de la Esperanza. No importaba lo rota que hubieran estado sus vidas, eran mujeres y hombres reconstruidos, nuevos, que pasaban a levantar el télefono y practicar la escucha de los sufrientes.
Siempre quedaba una sensación de misterio y una pregunta en el aire, ¿qué harán allí para que todo el mundo salga ran feliz?
Los días 6, 7, 8 y 9 de marzo pasados tuve la ocasión de comprobar "que se hacía", de vivir la experiencia en primera persona y hoy traigo aquí los testimonios de muchos de los que participamos.
`Las puertas de la dicha abren hacia afuera, quien las abre hacia dentro queda encerrado en si mismo'
(Soren Kierkegaard)
Raúl Ibáñez. El jueves por la tarde fue la charla inagural de la convivencia a la cual no asistí porque ni me había planteado hacerla.
Hace un año firme el convenio de mi divorcio y el jueves me correspondia estar con mis hijas Sara y Alba, sin saber porque cogí el movil y llamé al Teléfono de la Esperanza para ver si podía acoplarme al grupo al día siguiente una vez comenzada la convivencia. Afortunadamente pude hacerlo. Hice la maleta para tres dias y me embarque en un viaje a mi interior a mi "YO" mas profundo.
Hace unos 16 años era una persona politoxicomana y gracias a la ayuda de un conocido centro de rehabilitación y con mucho sufrimiento y dolor, conseguí ser una persona nueva pasados casi tres años.
Ahora necesitaba sanar heridas. Una vez estuvimos todos, comenzamos a trabajar. He estado en muchos grupos de crecimiento personal y jamás sentí ni la energía ni la magia que viví en esos tres dias que son y serán siempre especiales en mi vida.
Viaje en una montaña rusa. Los sentimientos salian a raudales, pase de la relajación a la tensión, de la tristeza al dolor y del odio a la rabia para finalmente acabar con el perdón la paz y la tranquilidad.
Los sentimientos al igual que las emociones todos los tenemos. Situaciones a lo largo de la vida que nos han afectado también. Somos espejos los unos de los otros. SIENTO, SUFRO, ACTUO, CREZCO. Eso vi en cada espejo y a Raul cuando era niño gritando para volver a ser libre
Llegamos siendo desconocidos y marchamos siendo una gran familia.
Estoy eternamente agradecido al Teléfono de la Esperanza y a la profesionalidad y el corazón puesto por el equipo terapéutico para con mi persona.
Yo, RAUL IBAÑEZ FERRER prosigo mi camino con la mochila mucho mas ligera.
Hace unos 16 años era una persona politoxicomana y gracias a la ayuda de un conocido centro de rehabilitación y con mucho sufrimiento y dolor, conseguí ser una persona nueva pasados casi tres años.
Ahora necesitaba sanar heridas. Una vez estuvimos todos, comenzamos a trabajar. He estado en muchos grupos de crecimiento personal y jamás sentí ni la energía ni la magia que viví en esos tres dias que son y serán siempre especiales en mi vida.
Viaje en una montaña rusa. Los sentimientos salian a raudales, pase de la relajación a la tensión, de la tristeza al dolor y del odio a la rabia para finalmente acabar con el perdón la paz y la tranquilidad.
Los sentimientos al igual que las emociones todos los tenemos. Situaciones a lo largo de la vida que nos han afectado también. Somos espejos los unos de los otros. SIENTO, SUFRO, ACTUO, CREZCO. Eso vi en cada espejo y a Raul cuando era niño gritando para volver a ser libre
Llegamos siendo desconocidos y marchamos siendo una gran familia.
Estoy eternamente agradecido al Teléfono de la Esperanza y a la profesionalidad y el corazón puesto por el equipo terapéutico para con mi persona.
Yo, RAUL IBAÑEZ FERRER prosigo mi camino con la mochila mucho mas ligera.
María Isabel Nogués. Yo tenía ganas de hacer este curso, ya que llevo con depresiones y tratamientos desde hace años. He ido a varios psiquiatras, me sentía bien un tiempo, volvía a caer y empezaba otro tratamiento. Yo no quería tomar pastillas, pero me decían que era necesario para estar mejor y que lo mío no tenía solución. Me dijeron que tomar una cerveza o dos no me afectaba, pero a veces me pasaba. Nunca he tomado drogas, pero si fumo desde hace muchos años. Fuí a otro psicólogo y me dijo que lo mío tenía solución pero con preseverancia.
Me hablaron del Teléfono de la Esperanza y empecé a trabajarme haciendo cursos. En el curso 'Conocimiento de sí Mismo', he aprendido que había alejado al niño que llevo dentro y lo he maltratado, pero he perdonado cosas que tenía olvidadas y me han brotado. He llorado y he reído como hacia tiempo que no hacia, con el corazón. He compartido mis experiencias sin la ansiedad que me producían los miedos, confiando en el grupo.
He empezado a conocerme, a aceptarme. También he aprendido a quererme, a no olvidar que para sentirme bien conmigo misma hay que hacer estas tres cosas. Así aceptaré a los demás y no querré cambiarlos, yo soy la que tiene que cambiar y no culpar a nadie de mi situación. Ahora lo veo más claro y con más fuerza. Aunque tenga bajones, me levantaré una y otra vez con la esperanza de alcanzar la fortaleza que llevo dentro. Seguiré aprendiendo en los talleres para conocer más de mi yo interno.
Me hablaron del Teléfono de la Esperanza y empecé a trabajarme haciendo cursos. En el curso 'Conocimiento de sí Mismo', he aprendido que había alejado al niño que llevo dentro y lo he maltratado, pero he perdonado cosas que tenía olvidadas y me han brotado. He llorado y he reído como hacia tiempo que no hacia, con el corazón. He compartido mis experiencias sin la ansiedad que me producían los miedos, confiando en el grupo.
He empezado a conocerme, a aceptarme. También he aprendido a quererme, a no olvidar que para sentirme bien conmigo misma hay que hacer estas tres cosas. Así aceptaré a los demás y no querré cambiarlos, yo soy la que tiene que cambiar y no culpar a nadie de mi situación. Ahora lo veo más claro y con más fuerza. Aunque tenga bajones, me levantaré una y otra vez con la esperanza de alcanzar la fortaleza que llevo dentro. Seguiré aprendiendo en los talleres para conocer más de mi yo interno.
Chelo Román. No encuentro palabras para describir la experiencia vivida. Solo sé que existe en mi vida un antes y un después de este curso y que esto solo ha sido el principio. Tengo que agradecer al gran equipo de profesionales y equipo humano que formáis y a todos mis compañeros que han participado y compartido conmigo esta emocionante experiencia, a todos, os llevaré siempre en mi corazón. Una experiencia enriquecedora para la que no existen palabras descriptivas. Solo decir que hay que vivirla y solo se vive una vez. Carpe diem, aprovecha el momento. Gracias.
Luis Santiago. He tenido la suerte de vivir un fin de semana con las personas más valientes, luchadoras y con ganas de ayudar a los demás que he conocido. Hemos compartido todo como en una familia gobernada por el AMOR. No hay ambientes, ni lugares de procedencia, todos tenemos la plenitud en nuestro interior. Solo tenemos que descubrirla. Ha sido gratificante sacar al niño que llevo dentro para jugar, reír y llorar. Somos alumnos de una escuela de emociones y sentimientos que solo ha hecho arrancar. Tengo que trabajar para trasladar a mi entorno lo vivido y lo que vaya aprendiendo.
Miriam Bueno. He tenido una experiencia muy gratificante y enriquecedora, no solo por mi crecimiento personal y espiritual, sino, y lo más importantes, por el maravilloso grupo de seres humanos con los que he compartido vivencias, sentimientos y emociones como si fuéseis de mi familia. Gracias a todos.
Loli Lendínez. Para mi es un gran descubrimiento...sentir, reir, llorar junto a estas personas tan especiales en mi vida. Espero y deseo volver a sentir vuestro cariño y esos abrazos que achuchaban mi alma. Un gran beso para todos. Os quiero.
Paqui Ortega. Impresionante. Para mi es la palabra que mejor define lo allí vivido. Jamás imaginé vivir, por mucho que me lo dijeron, tan maravillosa experiencia. Gracias a todos.
María José Roca. Ha sido una experiencia bonita, bonita.
Una aventura comienza ahora. Gracia al equipo de profesionales y al enorme equipo humano que formáis. Un abrazo grande. Gracias.
El curso 'Conocimiento de sí Mismo' nos ha puesto en marcha, en el camino del autoconocimiento personal para el equilibrio y la ayuda a los demás. Somos personas con sombras, pero con luces. Con mucho que dar a los demás. Están surgiendo entre nosotros agentes de ayuda, como diría Paolo Coelho guerreros de la luz con chispa en los ojos y dispuestos a pelear por la felicidad y a compartirla. Tomamos el relevo de los hortelanos de esperanza, de los sembradores, de aquellos que ya hace dos mil años recorrían su camino y pararon para atender al hombre apaleado. Samaritanos del siglo XXI.
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