La asertividad es uno de los conceptos psicológicos más divulgados, y muchas
personas han asistido a cursos sobre esta habilidad o han leído algún libro de
autoayuda sobre él. Sin embargo, a pesar de este conocimiento, muchas de estas
personas tienen dificultades para llevar a la práctica lo aprendido. ¿Por qué
les sucede esto?
Algunas
explicaciones se encuentran en los modelos de relación con los demás,
relativamente estables e inconscientes. Estos patrones pueden girar en torno a
la sumisión y la dependencia emocional o bien alrededor de la dominancia y la
agresividad.
En
el primer caso se trata de personas que no saben afirmar sus derechos
personales, pero casi siempre están dispuestas a satisfacer los de los demás;
para ellas es muy importante contar con la aprobación y el afecto de sus seres
queridos, y también sentirse muy competentes y eficaces en todo lo que hacen,
incluidas sus relaciones sociales.
En
el segundo, saben afirmar sus derechos personales, pero no suelen ser sensibles
a los de los demás, en ocasiones por una falta de habilidades de relación. Las
altas expectativas y la rigidez a la hora de juzgar la conducta de sus seres
queridos les suele conducir a un círculo vicioso donde la ansiedad creciente,
la sensación de falta de control de sus vidas y un enfado que se extiende
progresivamente les conduce a una sensación de incomprensión, soledad y
aislamiento.
La asertividad no consiste en afirmar los derechos propios a
costa de los demás ni en ceder hasta extremos contraproducentes para mantener
la relación; es la afirmación de los derechos personales propios sin dejarse
manipular y sin manipular a los otros. Los patrones desadaptativos de pensamiento también son una
fuente de bloqueos para actuar de forma asertiva, entre los que se encuentran:
· Pensamientos
automáticos que funcionan como actos reflejos que repiten mensajes
desvalorizadores en algunas situaciones.
· Distorsiones
al interpretar lo que sucede, como la tendencia al catastrofismo o a sobrevalorar
la contribución propia en los sucesos desagradables.
· Estilos
de atribución de los acontecimientos negativos que les hacen predecir que les
van a seguir ocurriendo en el futuro.
· El
empleo de la autocrítica de modo destructivo, bajo el pretexto de azuzarse para
alcanzar unas logros, sin plantearse si estas metas son realmente beneficiosas
o sin tener en cuenta de manera realista las limitaciones y capacidades.
La ansiedad que experimentan algunas personas en situaciones de interacción social también constituye una fuente importante de bloqueos, ya que aunque conozcan las habilidades asertivas, la ansiedad les incapacita para ponerlas en práctica porque las deja paralizadas y con la mente “en blanco”.
La ansiedad que experimentan algunas personas en situaciones de interacción social también constituye una fuente importante de bloqueos, ya que aunque conozcan las habilidades asertivas, la ansiedad les incapacita para ponerlas en práctica porque las deja paralizadas y con la mente “en blanco”.
Se malentiende a veces la asertividad y se habla de ella como una forma de dominar e imponer los intereses y puntos de vista propios a los demás. Realmente se trata de algo distinto: la actitud que subyace a las técnicas asertivas es la de un profundo respeto por nuestros semejantes. Esta actitud convierte a la asertividad en una forma de expresar afecto, por los demás y también, cómo no, por uno mismo.
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