miércoles, 26 de enero de 2011

Alejandro Rocamora, psiquiatra del Teléfono de la Esperanza, habla de 'abuelos esclavos' en TVE


El Teléfono de la Esperanza dedicó su Día de la Escucha de 2010 a los abuelos. El 15 de noviembre pasado, voluntarios y colaboradores estuvimos 'a la escucha de nuestros mayores'. La idea fue homenajearles por su experiencia vital y su importante papel en el seno de las familias. En Málaga, Mariví Romero, teniente alcalde de Bienestar Social, nos dio sus impresiones y datos de como los abuelos se han convertido en un sostén vital para las familias más afectadas por la crisis y el paro. Muchos ya no pueden pagar una guardería y dejan a sus hijos con los mayores.
Nuestra asociación dedicó el número de noviembre-diciembre de la revista 'A Vivir' a los abuelos, de los cuales el 70% asume tareas de cuidado de sus nietos. Y algunos lo hacen de forma esclava, entregándose totalmente a la tarea, sin apenas tiempo libre y sin saber decir no a cargar sobre sus espaldas ocupaciones que debido a su avanzada edad los sobrecargan.
Alejandro Rocamora, psiquiatra y colaborador del Teléfono de la Esperanza participó hace unas semanas en la tertulia del espacio 'Las mañanas de TVE', que dirige la periodista andaluza, Mariló Montero. En el vídeo, Rocamora explica que el síndrome del 'abuelo esclavo' no es un cuadro clínico propiamente dicho, pero confirmó que en el teléfono se reciben llamadas de personas mayores agobiadas por las cargas que suponen para ellas cuidar de los nietos a diario. Rocamora aboga por la orientación a estas personas para que hablen con sus hijos de cuanto tiempo disponen y reconozcan sus propios límites. En el programa, intervinieron un médico y dos abuelas. Una de ellas se encarga de sus nietos en vacaciones y cuando están enfermos, mientras que la otra lleva un año responsabilizándose 11 horas diarias de un niño porque su madre regenta un negocio y no tiene tiempo para estar con él.
Un vídeo muy interesante que plasma la aportación del Teléfono de la Esperanza para proporcionar una salud emocional y, por tanto, una vida más equilibrada a estos abuelos.

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