Claudina Rodríguez Candia
Psicóloga voluntaria del Teléfono de la Esperanza de Málaga
El voluntariado es materializar esa capacidad innata que todos tenemos y con la que todos venimos, la solidaridad. Soy de Paraguay vivo y trabajo allí, me ha tocado, por cuestiones de la vida, hacer un año y medio de voluntariado en el Teléfono de la Esperanza de Málaga, lo que me llenó de nuevas experiencias y consolidó mi fe en las capacidades del ser humano.
He descubierto un pequeña isla de humanidad, personas excepcionales, seres solidarios que unidos llevan adelante la asociación desde hace casi 50 años. He descubierto que el voluntariado aquí en el Teléfono de la Esperanza de Málaga es un compromiso y una responsabilidad, pues ayudar a personas que están sufriendo es serio y requiere muchas horas de formación y crecimiento personal, para ayudar a otros a comprenderse, a sentirse escuchados y contenidos.
He conocido a personas con 40 años de voluntariado en el TE, otras que llevan 20, 15, 10 años de voluntarias, otros como yo, menos de 2 años; lo cierto es que cada uno puede en este espacio dar lo que tiene, ese sentido solidario que a su vez da sentido a la vida, a su vida. Es ese plus que no se paga con dinero lo que se recibe como voluntario, la satisfacción de saber que cada hora donada ha colaborado para que alguien se sienta mejor y encuentre herramientas para la gestión de su sufrimiento.
Es como una gran máquina de relojería, que funciona con muchas piezas, todas igual de importantes para llevar adelante la tarea de cuidar la salud emocional de toda la polación de Málaga, aunque hace mucho que ha llegado a otras ciudades y países el alcance del trabajo que realiza esta asociación.
Lo que me aporta
Me ha aportado el valor de la capacidad de ayudar, esa que es moviliza fuerzas, intuiciones profundas, y revoluciona con formas creativas nuevas y frescas herramientas para ayudar a otros a comprender lo que sienten.
He conocido personas de esas que son imprescindibles para el mundo, quienes me han dado lo mejor que tienen, sus conocimientos, sus habilidades, pero sobre todo esa capacidad de empatizar y generar vínculos Desde ahí he podido hacer mi aportación a la gran misión que tiene el Teléfono de la Esperanza a través de muchos programas y proyectos pensados siempre para alcanzar a todo aquel que esté atravesando circunstancias difíciles de procesar emocionalmente.
Claudina Rodríguez en la despedida de sus compañeros
Mi voluntariado
He estado en el Programa la ‘Brújula de la Esperanza’ para personas mayores en situación de soledad. Cada semana he llamado a los participantes durante 16 meses, me he vinculado pudiendo escuchar sus historias de vida, sus experiencias y todo lo que tienen para contar. Esos mayores me han enseñado lo importante y pertinente que es el trabajo del TE y cuanto importa el contacto humano aunque sea por teléfono.
Chat de la Esperanza
Estoy en el programa ‘El Chat de la Esperanza’, que está dirigido especialmente a adolescentes y jóvenes con ideación suicida o por cualquier otra crisis emocional. Es la aventura más apasionante a la que pude embarcarme, ya se han atendido a más de 4000 personas que escriben mediante la aplicación llamada “Conéctate.social”. Es gratuita para bajarla desde cualquier móvil; el Teléfono de la Esperanza ofrece un espacio en el que se puede chatear con orientadores capacitados y entrenados para la ayuda profesional. Es un desafío que está tomando fuerza y se va impulsando a más.
En los institutos
He conocido a jóvenes y adolescentes en varios institutos yendo a darles charlas sobre autoestima e inteligencia emocional. Hay un alto índice de suicidio en estas edades, chicos que llenos de vida nos agradecen de corazón llevar esa información valiosa para estos tiempos vertiginosos en el que las emociones no son lo relevante o no se les da la importancia debida. He podido conectar con chicos y chicas que viven situaciones extremas en las que no ven otra salida más que el suicidio, chicos que luego de una conversación por chat agradecen de corazón haberlos ayudado a comprender lo que sienten, a buscar alternativas a la muerte y a despertar la vida que hay en ellos.
Yo seguiré siendo voluntaria del chat desde mi país gracias a las nuevas tecnologías, para seguir aportando mi granito de arena. Estoy convencida de que ‘El Chat de la Esperanza’ tendrá un impacto significativo en quienes nos escriben.
Aliento a jóvenes y adultos, hombres y mujeres a sumarse a esta gran familia que es la Asociación Teléfono de la Esperanza que ayuda a dar calidad en la salud emocional de las personas en Málaga y España y formar parte del voluntariado.
Es más lo que he recibido y aprendido para mi vida y para mi profesión que todo lo que pude dar en este espacio de voluntariado en el que cada actividad está pensada y organizada para que todos podamos crecer como personas y dar en nuestra justa medida.
Muchas gracias a quienes me invitaron a formar parte, a cada uno de mis compañeros y compañeras por esa calidad humana que alimenta el alma y ayuda a cambiar el mundo. Gracias al Teléfono de la Esperanza de Málaga por generar espacios vitales en donde otro mundo más empático es posible.
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