Foto: 20minutos |
El maestro Zen, Ryokan, levaba una vida sencillísima en una pequeña cabaña al pie de la montaña. Una noche, estando fuera el maestro, irrumpió un ladrón en a cabaña y se llevó un chasco al descubrir que no había allí nada que robar.
Cuando regresó Ryokan, sorprendió al ladrón. "Te has tomado muchas molestias ara visitarme", le dijo al ratero.
"No deberías marcharte con las manos vacías. Por favor, llévate como regalo mis vestidos y mi manta".
Completamente desconcertado, el ladrón tomó las ropas y se largó.
Ryokan se sentó desnudo y se puso a mirar la luna. "Pobre hombre", pensó para sí mismo, "me habría gustado poder regalarle la maravillosa luz de la luna".
Del libro 'El canto del pájaro' de Anthony de Mello
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